El marketing digital no es ajeno a la creciente especialización que rodea el mundo profesional. La pregunta ha estado siempre presente en los foros de discusión de la psicología del trabajo, aunque últimamente la cuestión está más viva que nunca, ya que la tecnificación, la complejidad de los procesos, y en nuestro ámbito, la transformación digital y la dependencia de la tecnología, hacen que la especialización haya sido un activo que nadie ha dudado en replantearse.
¿Se puede tener éxito sin ser especialista? David Epstein, en su maravilloso libro Range, expone los argumentos con los que nos intenta convencer de que los dos métodos, la vía de la especialización temprana y la de la generalización, acumulando experiencias diversas, con el enriquecimiento que ello conlleva, son posibles y ambos métodos pueden conducirte al éxito. Un ejemplo de la especialización desde una edad muy temprana lo escenifica Tiger Woods, que desde que era un bebé se dedicó prácticamente en exclusiva a jugar al golf. Federer representa el polo opuesto, comenzando la especialización a una edad relativamente tardía, ya de adolescente. La idea gira entorno al argumento de que las experiencias con otros deportes, lejos de ser un problema, supusieron unas experiencias positivas que le ayudaron a tener una conciencia más amplia del deporte y de este modo comprender el juego en toda su extensión.
Malcolm Gladwel puso de moda la cuestión de las 10.000 horas. Si quieres ser un especialista en cualquier campo necesitas practicar al menos 10.000 horas.
La especialización está más presente en las esferas laborales donde existe repitición y los patrones se repiten una y otra vez con el consiguiente aprendizaje. Pensemos que muchos de los trabajos que necesitan de un aprendizaje basado en la repetición serán en el futuro reemplazados por máquinas. Parece lógico pues que al menos atendiendo a esta consideración, los trabajadores que necesitan especilización abran sus miras y puedan entender y abarcar una óptica más amplia que aporte más matices y enriquezca su tarea.
Según Epstein la sobreespecialización puede incluso llevar a la tragedia incluso si cada uno de los componentes del equipo de manera individual escoge la mejor opción en la tarea concreta que desarrolle. Parece claro que tener una perspectiva amplia del negocio y desbordar los límites de tareas especializadas pueden aumentar la eficiencia del trabajo.
A la hora de dirigir equipos o de seleccionar los mejores perfiles técnicos, como es en nuestro caso, en el trabajo de selección que realizamos para una multinacional española para la que trabajamos, nos centramos en la verificación de las habilidades técnicas del candidato; pero teniendo en cuenta y valorando las características personales y de formación amplia, que no se centren sólo en la habilidad técnica precisa. Si, selección especialistas. Si tengo que elegir, me decanto por la persona que teniendo habilidades específicas suficientes pueden aportar otras muchas cosas al equipo que excedan del requisito de cualificación técnica.