¡Miedo me da! ¡Lo que estábamos esperando todos, por fin ha llegado! Sí, desde el lunes, en Madrid, ya podemos salir, ya podemos empezar a hacer algo de vida habitual, no toda, ya nos gustaría, pero por fin salimos no solamente a dar un paseo rápido y vuelta a casa.
A partir de ahora, si nos portamos bien y no abusamos de la semilibertad que nos dan iremos poco a poco, según reflejen los datos de contagiados y fallecidos, incrementando nuestras áreas de espacios hasta poder salir a distintas comunidades y con ello, a lo mejor, disfrutar de unos días de vacaciones fuera de tu casa.
Por fin, los comercios empiezan a abrir y por tanto a poner en venta todos sus artículos. Bares y restaurantes, poco a poco, empiezan también a poner en marcha sus establecimientos para dar rienda suelta a las ganas de sus clientes por acudir a la cita.
Empieza a cambiarnos un poco la cara, después de 80 días prácticamente metidos en casa y con el miedo a contagiarnos, no solo nosotros sino nuestros círculos más próximos. Ahora ese miedo ha desaparecido, ayudado por los datos que refleja la pandemia, y se ha tornado en preocupación, leve yo diría, si vemos como nos comportamos con el hecho de dejarnos salir poco a poco.
Ahora nuestra preocupación se basa en la economía, en cómo vamos a salir de esta, en si es verdad lo que se nos avecina, si la crisis va a ser peor que la de 2007 y la posterior en 2011. Si nos pilla mejor preparados que antaño o, al revés, estos meses de pandemia nos ha dejado muy tocados, económicamente hablando, y esto va a ser una debacle de magnitudes insoportables de tolerar.
Mientras tanto, nuestros políticos se afanan en tirarse los trastos a la cabeza en seguir con el “y tú más” y en volver a intentar separar a España en rojos y azules, fachas y comunistas, ricos y pobres y en cocinar recetas económicas que harán que nuestros ingresos mengüen hasta lo imposible.
Miedo es lo que me da la crispación latente que se nota en el ambiente, en las conversaciones de amigotes en whatsapp, en las críticas feroces a cualquier comentario en twitter, en los comentarios con la familia, con los amigos simpatizantes de uno u otro partido, en general con las imágenes que vemos en la tele donde los manifestantes arremeten unos contra otros por pensar distinto sin tolerancia ni respeto a la opinión del otro.
Miedo me da también y vergüenza, mucha vergüenza, ver como nuestros políticos crispan todavía más el ambiente lanzando a sus simpatizantes a la calle, como nos manipulan, abusan de nuestra confianza y de nuestros deseos para favorecer sus intereses políticos, sus resultados, su poltrona.
Hoy iré a ver a mi madre que vive sola y ya que voy al barrio aprovecharé a tomarme una cañita, eso si, si encuentro alguno de los bares que haya decidido abrir pensando que le merece la pena con las restricciones que les han puesto.
Hoy viviré con ilusión el hecho de que parece que empezamos la cuenta atrás de esta horrible pandemia, que a partir de ahora las cosas tienen que ir a mejor, que hay que ser optimista, que no va a ocurrir nada malo, que la crisis solamente va a ser pasajera, que dará tiempo a que se llene España de turistas, que no habrán cerrado tantas empresas como dicen, que no habrá tantos parados, que las colas del hambre se reducirán, que volverá el fútbol, ganará el Madrid, granarán Nadal y Gasol, y que todo volverá a la normalidad.