Todos hemos visto alguna vez al entrar en una página web la típica ventana emergente informando al usuario de que se almacenarán cookies en su navegador. Acto seguido aceptamos esa notificación y seguimos navegando con normalidad, pero ¿sabemos realmente por qué nos aparecen estos mensajes?
Una cookie es un pequeño fichero de texto que se almacena en el navegador del usuario y se convierte en un identificador único. Estos archivos informáticos obtienen diferentes datos de nuestro dispositivo, como la dirección IP o páginas que hemos visitado.
La importancia en el uso de las cookies radica en que es el método más fiable para identificar usuarios diferentes en la web. Es una herramienta clave para medir usuarios únicos y el número de visitas que se realizan a un site. Por tanto, obtiene información muy valiosa para los anunciantes, y da la posibilidad de personalizar la publicidad y re-impactar a los usuarios.
Como hemos comentado en el blog en otras ocasiones, esto crea un conflicto de intereses entre la información que usan los anunciantes para impactar con publicidad y el derecho a la privacidad de los usuarios en la red.
Desde que se puso en marcha la nueva normativa europea de protección de datos (RGPD), las empresas se han visto obligadas a recopilar la información de un modo diferente. Esta legislación tiene un objetivo principal, dar a los consumidores mucho más control sobre sus datos.
Para cumplir con la RPGD no bastaría con recibir asesoramiento en una consultoría legal, sino que requiere cambios en la arquitectura tecnológica de las webs de las empresas.
En este contexto, surgen nuevos actores en el mercado que ofrecen herramientas como los CMPs (Consent Management Platform) o Plataformas de Gestión de Consentimiento.
El CMP es una plataforma que controla el consentimiento del usuario en los sitios web con respecto al manejo y recopilación de información personal a través de cookies y rastreadores de terceros.
Garantizan que la web presente a sus usuarios la solución de privacidad de datos adecuada.
Ofrecen una radiografía en profundidad de todo el procesamiento de datos personales y el seguimiento de datos de terceros que se lleva a cabo, ayudando a los sitios web a crear su propia privacidad compatible con el RGPD, que regula cómo los controladores de datos pueden recopilar y procesar datos personales de los usuarios.
El objetivo es que todos los actores que intervienen comprendan qué datos pueden usar y para qué.
Según Internet World Stats, en marzo de 2021 se alcanzaron los 5.000 millones de usuarios en internet, el 65,6% de la población mundial. A diario se genera una cantidad ingente de información, por lo que no es raro que los gobiernos quieran tomar partido y regular el uso que se hace de los datos personales de los navegantes.
Esta tendencia tiende a aumentar progresivamente, igualmente los ciudadanos cada vez están más concienciados del mercado que se ha generado en base a sus datos personales, lo que acelera esta implantación y obliga a las empresas a poner la cuestión en su lista de prioridades.
Para que nos hagamos una idea, la compañía OneTrust, especializada en soluciones tecnológicas de privacidad, seguridad y cumplimiento, líder indiscutible en este ámbito, ha tenido un crecimiento del 48.337% durante los últimos tres años (Inc Magazine).
Es responsabilidad de cada empresa cumplir con la normativa RGPD, ya sea administrando los consentimientos por cuenta ajena, o dejándolos en manos de un tercero.