Si habéis tenido oportunidad de leer nuestro blog, sabréis que un tema recurrente y que tiene mucha relación con las decisiones que deben tomar los departamentos de marketing de las empresas, tiene relación con el mundo de los datos. Entre ellos, su recogida, normalización y explotación de los mismos por parte de las marcas…
Pero, ¿sabéis finalmente dónde y por quién se guarda toda esta colosal información?
Todos de alguna manera hemos oído o estamos acostumbrados a escuchar; «los datos están en la nube”, “sube los datos a la nube” o “trabajamos en la nube”, etc., y estamos cada vez más familiarizados con aplicaciones como “Dropbox, Google Drive, OneDrive, ICloud o Amazon” creadas específicamente para trabajar de esta manera.
¿Pero qué significa esto y que repercusiones tiene sobre la información que volcamos en estas plataformas?
Cuando nos referimos a trabajar en la nube, estamos hablando de almacenar y recuperar nuestros datos personales o corporativos desde nuestra pequeña o gran parcela de internet. Es decir, en estos casos, no almacenamos nuestra información en el disco duro del ordenador, pendrive o disco duro externo, sino que la información la guardamos en grandes servidores donde los datos quedan alojados en espacios de almacenamiento virtuales en lugar de físicos, dándonos la posibilidad de acceder a esta información desde cualquier dispositivo u horario.
Pero también cuando utilizamos servicios como el correo electrónico, accedemos a las plataformas de streaming (vídeo o música), nos descargamos cualquier archivo, realizamos cualquier tipo de operación bancaria o de compra, estamos usando la nube. Estos diferentes servicios están operativos las 24 horas del día, los siete días de la semana para que tú, en el momento en que lo necesites, puedas utilizarlo.
Esto que parece muy novedoso, en realidad apareció en la década de los 60 del pasado siglo y parte de una idea muy sencilla, almacenar información en unos enormes servidores a los que se puede acceder más tarde de manera remota para consultar, corregir, eliminar o crear nuevos contenidos sin necesidad de estar allí presentes.
Sin embargo, fue la irrupción de los smartphones a finales de la primera década del 2.000 lo que motivó que proliferaran diversos servicios de almacenamiento que permitían a los usuarios disponer de un mayor espacio para guardar fotos, vídeos, música o cualquier tipo de documentos sin consumir el espacio físico de sus dispositivos.
La mayoría de estos servicios, tal como hemos comentado al inicio están en manos de los gigantes tecnológicos americanos los cuales, en la mayoría de los casos, además de disponer centros en sus propios países, disponen de enormes superficies “granjas de servidores” para tratar los datos “data center” en muchos rincones del mundo, buscando las mejores condiciones tanto de refrigeración, que necesitan estos enormes equipos, como económicas por la cantidad de energía que consumen, así como del monumental espacio que necesitan para estos servidores.
Esto implica que, en la mayoría de las ocasiones, no sabemos con exactitud dónde se encuentran nuestros datos, de hecho, es sobradamente conocido que solo el 20% de la población que usa este tipo de aplicaciones se llega a plantear donde residen sus datos personales o corporativos.
Por otra parte, estas empresas tampoco suelen ser muy transparentes a la hora de aportar esta información a sus usuarios, puesto que ellas, gracias a que ofrecen sus servicios gratuitos de almacenamiento pueden recoger el “maná” de este siglo XXI, los datos de los usuarios, obteniendo beneficios de un negocio tremendamente lucrativo.
Como he comentado al inicio, actualmente el mercado de la nube, está dominado por los gigantes americanos con las siguientes cuotas: Amazon Web Services (30%), Microsoft Azure (20%) y Google Cloud (9%), sin embargo, Europa se está movilizando para que sus empresas dejen de depender de las tecnologías estadounidenses en este campo y han puesto en marcha una iniciativa pública-privada denominada “GAIA-X” con la que se pretende contrarrestar esta dependencia.
En este sentido la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha puesto lo digital en el centro de sus planes para la Unión Europea. En su discurso sobre el estado de la unión de septiembre, declaró que los próximos diez años serán la «década digital» de Europa. «Europa ahora debe liderar el camino en lo digital, o tendrá que seguir el camino de otros, que están estableciendo estos estándares para nosotros», dijo, y anunció que parte del fondo de recuperación NextGenerationEU Covid-19 de la UE de $ 750 mil millones se destinará a GAIA-X.
Por otra parte, GAIA-X se presenta así misma, “como la próxima generación de infraestructura de datos” con la concepción de: “un ecosistema digital abierto, transparente y seguro, donde los datos y servicios se pueden poner a disposición, recopilar y compartir en un entorno de confianza manteniendo siempre el control sobre los mismos”
El propósito final pasa por desarrollar un entorno de datos basado en valores de apertura, transparencia y confianza, generando un sistema en red, que une a muchos proveedores de servicios en la nube.
La arquitectura de GAIA-X se basa en el principio de descentralización. GAIA-X es el resultado de una multitud de plataformas individuales que siguen un estándar común: el estándar GAIA-X basado en los estándares de datos y soberanía existentes, así como en los componentes de infraestructura aplicables, incluyendo lo siguiente:
– Estándares regulatorios (que tiene relación con los estándares legales y regulatorios de una jurisdicción particular).
– Estándares específicos de la industria (en los que se definen las ontologías verticales e interfaces de programación de aplicaciones en función de reglas de privacidad específicas o de la propia importancia del negocio, estando abiertos a definir nuevas reglas de cumplimiento específicas para determinadas industrias).
– Estándares técnicos (con los que se trata de asegurar la interoperabilidad entre los diferentes proveedores).
GAIA-X fue fundada en enero de 2021 por 22 empresas y organizaciones y a día de son más de 2.500 colaboradores los que participan y se han unido 300 miembros de todo el mundo a esta asociación, comprometidos con el propósito para el que fue creada dicha entidad.
La estructura organizativa de Gaia-X se basa en tres pilares: la Asociación Gaia-X, los Centros Gaia-X nacionales y la Comunidad Gaia-X.
Si estás interesado en formar parte de este proyecto descubre cómo puedes unirte a él y desde Grupo Ideonomía os animamos a hacerlo, pues desde nuestro punto de vista, esta iniciativa europea representa una excelente oportunidad de formar parte de un entorno de trabajo abierto, transparente y seguro para la gestión de los datos, que las marcas son capaces de recoger de sus usuarios, lejos de la opacidad tradicional que las multinacionales americanas han tenido con el tratamiento de la información generada por las empresas.
Fuentes: https://www.gaia-x.eu/ – https://ec.europa.eu/info/strategy/strategic-planning/state-union-addresses/state-union-2021_es