El marketing, como toda disciplina, ha ido evolucionado y transformándose, centrando su actividad en diversos factores a lo largo de su trayectoria. 

Durante estos últimos años, las corrientes en marketing se han focalizado más y más en el cliente, sus intereses, inquietudes, motivaciones, deseos y necesidades.  Al fin y al cabo, ¿en quién centrarte mejor para vender algo que en quien te compra? 

En lo referido a ese comprador, no cabe duda de que actualmente las personas valoran más aquellas empresas que escucha activamente y que además, ofrecen un trato cercano e interesado, a lo largo de todo el proceso de compra. 

La tendencia de marketing en este 2022, profundiza aún más si cabe en estos conceptos, poniendo al ser humano en el centro de todo, mostrando un interés primordial en el entendimiento de las preocupaciones e inquietudes de la persona. Debido a todos estos cambios, podemos afirmar que nos hemos adentrado en la “nueva era del human-centric marketing”. 

Pero ¿qué es realmente el human-centric marketing? 

De forma simple y concisa, este concepto se refiere a centrarse en la persona, y mantener como eje principal de toda estrategia de marketing los valores humanos y principios éticos.  

Esto no significa que comuniquemos un mensaje positivo, vacío y basado en clichés, sino en ser capaces de comprender y empatizar real y sinceramente con las personas escuchándolas y situándonos en su lugar. Solo de esta forma podremos sacar el máximo partido a esta tendencia.  

Esta “filosofía” se puede aplicar en todas las etapas del marketing desde la investigación inicial, pasando por la relación con el cliente, hasta las ventas del producto o servicio.  

Después de haber sintetizado, en la medida de lo posible, este concepto, es posible que ahora mismo te estés preguntando la diferencia de esta con las demás tendencias surgidas durante décadas, la respuesta es fácil: el human-centric marketing busca entender al ser humano desde su núcleo, su faceta personal y no como un consumidor más.  

Lo que se quiere lograr con esta nueva inclinación es que las marcas, desarrollen todos estos valores humanos y den la misma importancia a sus objetivos empresariales como a los humanos, mostrándose más cercanos e interesados por la realidad de las personas.  

Una frase que resume muy bien esta tendencia es la del economista estadounidense Phillip Kotler en su libro Marketing 4.0: Moving from Traditional to Digital:  

“Las marcas más atractivas serán aquellas que demuestren una personalidad y una ética sólidas, asumiendo una perspectiva centrada en su lado más humano”. 

Beneficios  

Son muchas las ventajas de invertir en desarrollar una estrategia de este tipo, logrando rentabilidad tanto de manera directa como indirecta.  

Algunos de sus múltiples beneficios, son los siguiente:  

Aumento de Satisfacción en clientes, empleados, proveedores y la relación con los mismos. Es decir, mejorar todo el ecosistema de la marca y reconectar con ella, favoreciendo ese sentimiento de escucha, valoración y atención para conseguir una fidelización y vínculo con la misma.  

Mejorar la imagen y percepción de marca, haciendo uso también de la manera en la que se comunica.  

Identificar nuevas vías y oportunidades de expansión, gracias al conocimiento real del cliente y sus necesidades.  

Promover valores corporativos, si el propio personal se siente valorado, reconocido y escuchado, eso repercutirá en sus resultados globales de la empresa. 

Incremento de la rentabilidad. Finalmente, y aunque a simple vista pueda resultar ilógico destinar recursos a objetivos que pueden no están relacionados directamente con el negocio, se ha comprobado que si resulta lucrativo. 

Proceso y claves para lograr introducirlo en tu empresa 

Después de ver todos los beneficios que aporta el Human-Centric, es hora de profundizar en la forma de implantarlo y el proceso que llevar a cabo: 

Observar y empatizar. Todos conocemos el concepto de empatía, aunque no sea tan fácil ponerla en práctica como todo el mundo piensa. Imagina entonces, como empatizar con toda una sociedad o, al menos, con tu público objetivo. Se puede comenzar analizando (o creando) tu buyer persona, conociéndole e investigando como influye tu marca en él, como puede llegar a influir en su bienestar o desarrollo y que es lo que no obtienen de tu marca, pero necesitan. 

Análisis de oportunidades y plan con valor, derivadas de conocer de manera profunda a tu cliente, de este conocimiento se podrá lograr generar un beneficio comercial para la empresa y experiencial para el consumidor. 

Comunicación: clara, emocional y empática. De nada sirve tener una buena idea si no la comunicas. Deberemos idear una forma de que nuestra solución conecte con los consumidores, que se corresponda con los valores y prioridades de estos. 

Medir todo el proceso. Por último, es imprescindible medir los resultados conseguidos. Y sí, eso también implica medir ese sentimiento de carácter subjetivo, al igual que los resultados económicos, ya que, sin la unión de ambos, nada de esta estrategia tendrá sentido.  

En conclusión… 

En la sociedad tan cambiante en la que vivimos, marcada por el exceso y la rapidez de la información, el mero intercambio de bienes o servicios queda desfasado, si no hay un aspecto humano y social que lo ampare y que ayude a la hora de tomar la decisión de compra.  

Es por estos motivos, entre otros, la gran relevancia que está cobrando el establecer una estrategia human-centric en las empresas, de forma consciente y pretendiendo lograr una sinergia entre los objetivos humanos y de negocio, que beneficiará tanto al consumidor como a la rentabilidad y productividad de la compañía.  

En definitiva, esta estrategia pretende crear lazos y reforzar vínculos con todas y cada una de las partes del ecosistema de la marca, sin tener como objetivo único y final, la venta.  

Porque realmente, y al final, son las emociones, los principios y opiniones los que mueven a las personas, también en sus decisiones de compra. Por ello, será fundamental ponerse en su lugar, entenderlas y conectar con este lado más íntimo.